Si las obras sociales hicieran un balance de cuánto les cuesta pagar los antidepresivos que les dan a muchos discapacitados y cuánto dinero les saldría invertir en la tecnología denominada "prótesis informáticas" verían que, económicamente, es mucho más conveniente esta última opción. Esta es la opinión de Luis Campos, presidente de la asociación civil Centro Argentino de Medios Alternativos de Comunicación (Camac). "Al conectarlos con el mundo y darles perspectivas de progreso, la tecnología es un valor agregado que provoca una gran mejora anímica en el paciente", afirmó.

Campos es ingeniero electrónico y comenzó a trabajar con las prótesis informáticas en 1986, cuando desarrolló un teclado virtual de pantalla para una mujer con síndrome de cautiverio (la persona tiene la plenitud de sus facultades mentales, pero no puede moverse ni hablar). Desde entonces se dedica a trabajar para mejorar la calidad de vida de los discapacitados.

Debe haber más difusión

"En los costos de la salud, colocar estos equipos es muy económico. El tema es que hace falta más difusión y que las obras sociales se den cuenta de que esto es mucho mejor que darle antidepresivos al paciente. Los conecta al mundo y les da mejor calidad de vida. La tecnología y los hallazgos deben ser difundidos para que lleguen a todas las personas que los necesitan", expresó.

Agregó que las prótesis informáticas les sirven a personas de todas las edades y que se las está utilizando cada vez más. "En la asociación atendemos a personas de todas las edades y de niveles sociales. Lo que pasa es que, como consecuencia de los accidentes de tránsito, cada día hay más discapacitados que necesitan ayuda", advirtió.

El experto aseguró que entre las víctimas de accidentes hay muchos niños y jóvenes y que, en general, las lesiones más comunes son los politraumatismos, muchos de los cuales generan cuadriplejia. "En el caso de los chicos, las lesiones se producen muchas veces por no llevar el cinturón de seguridad. El alcohol y las drogas son los causantes de muchos de los accidentes que sufren los jóvenes. La sociedad está pasando por una crisis bastante importante del concepto de diversión. Los chicos no tienen referentes y la escuela cambió mucho; ya no pone límites", expresó Campos.

Este ingeniero electrónico reconoció que a muchas personas les cuesta adaptarse a la tecnología. "Es el mismo desafío que se presenta en las personas que no tienen discapacidad. Después de los 50 años se produce un rechazo al desafío, porque nuestra concepción no fue la de investigar. En cambio, los chicos jóvenes, como Adrián (Pasteri), sí están dispuestos a aprender, porque ven en la tecnología una herramienta de salida", aseguró.